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La sexualidad más allá de los 60

No es ningún secreto que las relaciones sexuales después de la juventud, y sobre todo llegados a una edad avanzada, son vistas como un tabú. En el caso de la sexualidad más allá de los 60, todavía más. Las estadísticas muestran que dos de cada tres hombres y una de cada tres mujeres se mantiene sexualmente activos en esta época. Sin embargo, hay que decir absolutamente que sí al sexo a una edad madura.

¿Cuáles son los motivos para este descenso de la actividad íntima? Varios son los factores que pueden achacarse, como enfermedades, viudedad o no tener pareja, pero también una mala percepción de la sexualidad.

Hay que destacar que, según la inmensa mayoría de los estudios, el deseo está presente tanto en hombres como mujeres indistintamente de su edad. Sin embargo, las mujeres han estado más reprimidas durante muchas etapas de su vida.

Las mujeres mayores han vivido la influencia del franquismo, de los postulados de la Iglesia Católica y de una serie de represiones muy fuertes que tenían como objetivo mantener patrimonio y linajes, evitando la libertad sexual de las mujeres para evitar herencias complicadas.

Además, durante mucho tiempo, se ha ligado el sexo a la reproducción. De esta manera, una vez que se llegaba a la menopausia, dejaba de tener sentido el sexo. De uno u otro modo, siempre ha habido control social hacia las mujeres, métodos de control para evitar que pudieran vivir su libertad sexual.

Es muy saludable la sexualidad más allá de los 60

La creencia social de que el sexo se termina a los 60 o 70 años es errónea. En ningún caso se deja de tener deseo, sino que culturalmente se intenta apagar porque está “mal visto”. Por desgracia, y aunque la educación sexual va cambiando, todavía sigue siendo un tabú. De hecho, ellas son las primeras que se reprimen, aunque de forma subconsciente, de forma cultural.

Hay que dejar claro que la sexualidad más allá de los 60 es viable y saludable. Entonces, ¿por qué la abandonamos? Varios son los factores. La rutina, el estrés o acomodarnos pueden provocar que no prestemos tanta atención a nuestra pareja, lo que provoca distanciamiento. Cuanto menos se haga, menos ganas se tienen. Cuantos menos refuerzos, menos deseo.

Hay que mantener la llama y la ilusión. Esto hará que las ganas de mantener relaciones se mantengan. Pequeños gestos como la comunicación, compartir, ser generoso, quererse, tener complicidad. No se trata únicamente de algo físico

A una edad madura, el afecto, las caricias y los besos pueden ser tan gratificantes como el coito. Se tiene más creatividad para superar algunas limitaciones, como la pérdida de vigorosidad, pero se disfrutan de más formas de compartir y complicidad en pareja.

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